¡Bravo, estás sembrando vida!

Durante mucho tiempo me pregunté por la profesión más bella del mundo.
Cuando me hablaron de Vandana Shyva, la protectora del mundo campesino en la India, por fin tuve mi respuesta.

El campesino nos alimenta respetando la tierra y manteniendo el equilibrio y la sostenibilidad de la biodiversidad de la que formamos parte. Contribuye a garantizar el futuro de las distintas especies de esta tierra para las generaciones venideras. Y ese futuro también está en una semilla.

Unos meses más tarde, fui a la India, luego a Indonesia y Filipinas. Allí empecé a recolectar semillas campesinas ; buenas, naturales y reproducibles, con un alto valor nutritivo y un buen patrimonio genético. Campesinos de padre a hijo y tribus me ofrecieron varias.

Cuando regresé a París, las ofrecí a otros amantes de la naturaleza. Pero esto nunca habría sido posible sin mis jardineros aduaneros del aeropuerto CDG. Paradójicamente, no se nos permite transportar semillas, aunque crucen las fronteras aferrándose a seres vivos o volando en el viento.

Regresaba de una escala en Bakú (Azerbaiyán) en septiembre de 2015. Había protegido mis paquetes de semillas en papel de aluminio para evitar la exposición a la radiactividad en altitud. Puedes imaginarte la cara que pusieron los aduaneros cuando vieron dos maletas llenas de paquetes envueltos en papel de aluminio.
Abrí un paquete y hablé, hablé, hablé de los gigantes del agronegocio que intentan apoderarse de las tierras cultivables, las capas freáticas, los conocimientos tribales y las semillas de los campesinos. Intentan modificar las semillas genéticamente mediante manipulaciones de laboratorio y luego patentarlas. La vida nunca debe patentarse...
Estos monopolios, herederos de las guerras del siglo XX, habían convertido sus antiguas armas químicas en productos fitosanitarios: pesticidas, herbicidas, fungicidas, insecticidas... He mencionado a Monsanto, entre otros. Había olvidado que me arriesgaba a una denuncia, una visita a comisaría y una fuerte multa.
Hablé con sinceridad y pasión. Sentí que tenía la misión de proteger las semillas de los campesinos haciéndolas llegar a todos los lugares del planeta que visitara. Confiaba en la inteligencia de las plantas y en su poder de adaptación.

De repente, los aduaneros tomaron la palabra: "Sabemos lo de Monsanto... Admiramos lo que está haciendo...".
Me sorprendieron y me tranquilizaron cuando añadieron: "También somos jardineros y cultivamos en nuestro jardín".
Me conmovió sus generosidad y amabilidad. Me permitieron conservar todas mis semillas. Me fascinó la sorpresa del destino. El universo había puesto en mi camino a dos ángeles guardianes de la naturaleza.
Todavía hoy les estoy agradecida. No puedo nombrarlos sin sus permiso, pero nunca los olvidaré. Siempre estarán en mi memoria. Me ayudaron a continuar el camino de semillas que inicié en Asia.

Así que les dedico esta categoría de mi blog. Y, al mismo tiempo, la dedico a quienes han recorrido el mismo camino que yo. La del regalo más preciado de la naturaleza: la semilla. Pero no cualquier semilla; no una semilla modificada genéticamente OMG, no una semilla híbrida F1, sino una semilla del campesino, que está llena de riqueza genética y nutricional y viaja a través del tiempo y el espacio.

Durante mis diversos viajes, he conocido a personas maravillosas que, como yo, cultivan, cosechan y/o recolectan semillas. Hoy en día, me proporcionan diversas especies y variedades para ofrecer a los participantes de mis talleres y actuaciones. En esta categoría de mi blog, me gustaría presentaros a mis patrocinadores.

Gracias por permitirme seguir concienciando sobre las semillas de los campesinos.
Gracias por vuestro valioso e impagable trabajo, ¡seguid sembrando! Y a ti, querida planta hermosa, te deseo que empieces a sembrar si aún no lo has hecho. Cuando siembras, estás haciendo mucho más que cultivar plantas, estás fomentando la biodiversidad en sus más pequeños detalles y en su gigantesca inmensidad.
¡Gracias por amar la biodiversidad!

La Belle Plante

Licenciada en jardinería y paisajismo por la famosa Ecole Du Breuil de París, también se ha formado en permacultura, agroecología y horticultura ecológica en Francia y Asia.

Hoy crea huertos ecológicos y da vida a la biodiversidad y la hace comprensible con humor y poesía.